21 de febrero de 2012

De espaldas a la pared

Es tan tarde que no sabe qué hora es, se esfumó en la distancia la forma del tiempo y se le dibujaron para siempre las suaves caricias que todavía siente en la piel.
Ya se terminó el té y el cenicero está lleno de sentimientos que Ella no logra comprender.
Descansa descalza de espaldas a la pared, las luces apagadas, la madera oscura, la alfombra gastada, los almohadones anaranjados, los cinco escalones blancos, los anteojos negros, los labios húmedos, los tacos guardados y, siendo cómplices de lo que siente y fieles testigos de lo que no entiende, sus manos

casi quietas sobre el teclado…

Escrito el 14 de Octubre de 2011

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Otra vez los colores. Otra vez tu regalo de "ver" a través de tus palabras. Gracias.