21 de febrero de 2012

Acomodando el carro

Hace tiempo que siente que se acerca el final, ese final tan anunciado, ese mismo que dice que terminó el mismo día que empezó, aunque siga pasando.
Sabía, siempre lo supo, pero en ese segundo se le mezclaron la angustia del desprendimiento, la certeza de lo que le dijeron las tripas hace meses y lo que le susurra al oído la vida, cuando la verdad se convierte en palabras y se la deja enredada en el pelo, la brisa.
Hubo un momento de quiebre, un sacudón que la desacomodó, y con el corazón detenido junto a las ruedas del carro se miró las manos y entre lágrimas, las vio llenas de astillas y de barro.
Ya no se tarda años en darse cuenta, ahora se limpia en los pantalones la sangre y se agacha para agarrar de vuelta las riendas y seguir tirando.
Esta es su vida, así, sin mapa, es lo que Ella siente, es lo que no quiere cambiar, es lo que ama, es lo que escribe, es lo que hace, es tirarse sin paracaídas, es lo que la mantiene vacía, es la espera sin esperar, es saber sin saber…

Es confirmar que la lógica está llena de palabras
y que los sentimientos y la paciencia, no tienen ni una sola letra…

Escrito el 17 de Febrero de 2012

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Hermosa semblanza. Realmente hermosa.