21 de febrero de 2012

Y más

Hay mil papeles en su escritorio y todos sin terminar, también hay mil cosas que redondear y otras tantas que cerrar y entre sus carpetas esperan con paciencia oraciones inconclusas, palabras sin tildar, frases que no logra rimar, finales que tiene que cambiar y títulos que sí o sí tiene que acordar.
Está todo de cabeza, pero veía venir la tormenta, había demasiada calma en la superficie y los grises la saturaron, al punto de barrer las cartas de un solo manotazo.
Pronto van a ser ocho años, el tiempo que se tardó en aprender a torcer, el tiempo que se tardó en estar alerta, el tiempo que se tardó en vaciarse, el mismo tiempo que se tardó en abrir los ojos y despertarse.

Irónicamente se está durmiendo
pero sus dedos se deslizan silenciosos sobre el teclado,
como se deslizan silenciosos los ojos verdes que añoran,
la piel ardiente que llora
y el corazón que late lento
esperando al amado que se demora…

Escrito el 11 de Febrero de 2012

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Cuando la espera es resumen, como éste, se nota que el dolor es largo. Qué lindo escribís. Qué placer leerte.