23 de noviembre de 2011

Cuando mucho es demasiado

Dos manos, diez dedos, siete anillos, uñas blancas y mil venas de ríos azules surcando la piel curtida por el viento, el frío, la herencia y los años.
Dos manos, una baraja y una sola silla, en donde está sentada Ella.
Sobre la mesa un paño verde y sobre él: su vida.
El mazo todavía está boca abajo y Ella con los brazos cruzados sobre el pecho sigue tratando, en vano, de apagar ese puño de fuego ardiente que le retuerce desde hace meses la boca del estómago.
Sus ojos verdes se nublan por momentos y se le hacen borrosas las cartas. Solas, una a una, se le caen las lágrimas…

Se está quedando sin fuerza y ya no tiene resto
Siente que mucho es demasiado
Y en ese demasiado
Se le está yendo el aliento

2 comentarios:

Mi bb dijo...

A veces me sirve pararme sobre la mesa y putearle lindo a las cartas. Me destripo ahí nomás. Entonces, con la mirada iracunda y sin parpadear, me concentro en el aire que respiro. Y espero a que el primer pensamiento venga para darle un buen mazazo en la nuca.

Adriana Fernandez dijo...

Lo bueno de leerte "de golpe" es poder tener el hilo completo del relato. Lo dicho anteriormente: Cundo demasiado es poco, es que aún es tiempo.