29 de enero de 2011

Susurros en los pies

Está parada, con los brazos en jarra al costado del cuerpo, separados a un ancho de hombros, sus pies descalzos se apoyan con determinación en la tierra seca y mientras sus ojos claros, desnudos y más agudos que nunca observan con abstracción el camino, los escalones de madera gastada son mudos y sorprendidos testigos de su fuerza.
En este tiempo fue cerrando uno a uno y con éxito, los juegos que tenía abiertos y hoy, con la vida en sus manos sabe que tiene que abrir otro mazo. Está tranquila y sola, pero conmovida por el cada vez más fuerte llamado en su piel. No tiene miedo y sabe que no tiene que correr, la vida se está abriendo, y se le ofrece lánguida y dulce como una perfumada fruta madura.
Ella lleva en la sangre la espesa intensidad de lo que siente y el convencimiento de no volverse a equivocar, pero sabe que ya no tiene tiempo y que tampoco hay vuelta atrás...

porque en los pies siente,
que la tierra no para de susurrar...

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Hacía tanto que no leía que me vuelvo a sorprender con tus letras.