Hace días que tiene un nudo en la garganta, pero llora de a poquito, no se quiere abrir, tiene miedo de ahogarse y tiene que seguir.
Hace magia con la baraja, pero son demasiadas las cartas y está cansada…
Mira alrededor y no hay nadie, no hay nada, está sola, más sola que nunca y más grande.
Sigue sujetando el carro, pero por momentos se hunde, entonces aprieta la madera con fuerza de no sabe dónde y logra sacarlo y otra vez vuelta a tirar.
Ella sabe que hay un lugar en donde descansar, pero no está cerca. Todavía le falta un trecho largo y más ruedas atascadas y más fuerzas sacadas de algún lugar de las entrañas y más lágrimas no derramadas y más sangre en el alma y más piel desgarrada y más espinas clavadas y más gritos sin palabras y más retiros que estocadas y más alguna que otra cachetada.
En verdad falta,
falta un poco todavía,
falta la otra mitad de la vida…