Y en ese dejarse llevar la sorprende una mirada, que termina en encuentro y en un abismo que los separa y los une al mismo tiempo.
Ella siente que no hay reservas, explicación ni cautela, sólo estrellas y una gaviota solitaria, que desde la oscuridad del silencio, los observa.
Están en ningún lugar, suspendidos en el tiempo, lejos del suelo, abrazados mirando el lago y ahogando gritos de contención y afecto.
Quizás, algún día descubran el motivo del encuentro,
Y él tal vez sepa cómo fue que ella, con sus tacos
se le cruzó entre sus pasos…
1 comentario:
Una dulzura, un canto, una esperanza.
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