18 de julio de 2011

Casi nada

No hay mucho que decir en la espera, está sola, desnuda, descalza y de cara al cielo nadando en su silencio.
Ya no cuenta las horas, porque desde que la vida la está llevando acurrucada en sus brazos desapareció el tiempo.
No hay encierro tampoco y se desvanecieron las sombras, las palabras y los fantasmas porque está todo abierto.
Tiene en este desierto su espacio, todo para Ella, y por eso se entrega, porque no le hace falta nada ahora que están echadas todas las cartas.

Sus lágrimas saladas se funden en el río
y etérea su alma forma parte del vacío…

(Ella se está dejando ir)

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