No sé qué me trajo a estas letras, no sé qué va a pasar ni qué voy a hacer.
Hoy y a esta hora todo es un signo de interrogación que no tengo ganas de responder porque no quiero saber y porque aprendí que lo que pueda llegar a elucubrar tiene poca posibilidad de convertirse en realidad.
Puede que le haya encontrado la vuelta y ya no esté entrando en el bucle de los divagues mentales, pero es raro verme así, tan tranquila, con los pensamientos a velocidad crucero.
No sé, realmente hoy no sé y creo que mañana tampoco voy a saber porque ¿quién sabe? La vida es impredecible, mi vida por lo menos, no sé la de ustedes, pero la mía no sé de qué va.
Nunca sé, y aunque un millón de veces haya pensado que sí poniendo las cosas en la línea de largada y diciéndoles que salgan, todas hicieron siempre lo que se les dio la gana.
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