16 de julio de 2018

Me equivoqué


Hoy voy a tirar por la ventana las analogías y las parábolas y voy a ser directa porque estoy cansada de las vueltas.
No cometí en mi vida estupidez más grande, improductiva, inconducente y desgastante que querer salvar de sí mismo a alguien.
Quiero decir que el peso que me eché en la espalda fue imposible y doloroso de cargar y si a eso le sumo que justificaba mi acción alegando “la mejor intención”, la receta perfecta para el desastre resultó.
Tuve que hacer acopio de mi mejor voluntad y con toda honestidad mirarme a los ojos en el espejo, escuchar mis palabras desde la vereda de enfrente y preguntarme “para qué” estoy haciendo esto para darme cuenta del error garrafal que estaba cometiendo y de lo violento y nefasto que resulta meterse en terreno ajeno.
Fui egoísta, irresponsable y hasta inocente, pero reconocerlo no atenúa el dolor y la vergüenza que siento y tampoco me absuelve.


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