Una sombra llena de cosas ha entrado en mi espacio, tal
vez por demasiado, y no porque yo haya querido ni porque la haya dejado sino
porque así fue como ha pasado.
Es cierto todo lo que he aprendido, como es cierto todo
lo que me ha dolido pero lo haya manejado como lo haya manejado siempre traté
de que fuera con juicio y tino y sobre todo con cuidado.
Siento que mucho de mí he dejado y hasta he tenido que “furtivarme”
en mis propios relatos para encontrarme cuando en el camino la pesadez se hacía
insoportable y el piso desaparecía bajo mis pies haciendo el próximo paso
insondable.
Sé ahora a qué se debe este largo repliegue consciente y creo
no haber sido necia ni tosca y sí haber preferido que corriera por mi cuenta el
alto precio de la espera silente al grito a deshora.
Hoy mi visión es otra, hoy son cada vez menos las cosas
que importan.
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