Hay demasiado que callar, mucho escrito sin terminar y
mucha cosa dando vueltas que no logro cerrar.
Marzo se acerca mientras mi año, por fin, se aleja. Digo
por fin porque me está dejando deshecha, porque todavía quedan algunas madejas
sin desenredar en mi cabeza, porque la tormenta sigue y yo, cansada de andar
con la ropa empapada de tanto afuera, tengo que seguir con ella.
Sé que éstos serán tiempos de pura paciencia y espera, de
tecleo lento y máxima alerta aunque el agobio sea el que me lleve a cuestas, aunque
no halle las respuestas y lo obvio me obligue a reír sin que me vean.
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