20 de septiembre de 2013

Cuesta reiterativa

¿Por qué titulé “Cuesta reiterativa” a este relato? Por muchos motivos, sentidos como todo lo que escribo, en donde nada es inventado ni falseado y lo que suena en el teclado es lo que siento sin intervalos. Así de simple y claro, ahora sigamos.
Hoy pensaba que decir que estoy bien sería, lisa y llanamente, mentir. La verdad es que las cosas están bien, pero yo todavía no aterricé, y si hay algo que no puedo hacer es disimular y sonreír todo el día como si fuera una tonta, porque no sólo se me nota, sino que aparte no aporta.
¿Me quejo de llena? Tal vez, pero nadie está en mis pies.
¿Debería ya haber pasado todo? En teoría sí, pero la práctica dice otra cosa.
¿Fui yo la que elegí este camino? Sí, y estoy en paz con la decisión que tomé.
¿Y entonces por qué todavía no aterricé?
Porque parece que no es fácil despojarse de la piel y porque la inercia hace que siga buscando el tacho de basura en el rincón y porque en el despegue no pude medir ni vi venir lo que iba a sentir.
La cuestión es que todavía estoy acá, con muchas preguntas, muchos porqués, mucha paciencia, mucho pucho y un montón de café.

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Casi casi un "eterno retorno".