Le llegan las caricias escondidas en la brisa y el mismo cielo azul que los mira le cuenta que está cerca y que no hay prisa, porque por delante tienen toda la vida.
Los susurros, apenas perceptibles, resuenan en sus oídos como una maravillosa y acompasada melodía, mientras las letras se unen para escribir con lágrimas algunas palabras, dejando una huella imborrable de sal en la distancia.
Un cubo mágico descansa entre naranjas
camino al sol,
mientras ellos esperan con ansia
que encastre el último color…