20 de diciembre de 2023

Vacío (Este relato lo escribí siete meses después de mi último divorcio)

Hace siete meses salté. La cortina que hacía más de dos años venía bajando despacio, chirriando y quejándose tocó el piso con fuerza y me obligó a dar el paso al vacío más anunciado y menos querido de mi vida.
El más anunciado porque ya no quedaba casi nada de mí y, si después del insulto me quedaba, ya no iba a poder salir, y el menos querido porque a pesar de todo no me quería ir.
No fue fácil entender que en mí podían convivir el amor y el odio, pero logré saltar, y sigo cayendo y flotando y tratando de aferrarme a algo. No hay nada alrededor, salvo una niebla densa que me ciega y a la vez me protege de una forma que no sé explicar.
Hoy entendí que todo esto tiene sentido, recién hoy pude ver con claridad cegadora la historia ancestral que me urge acomodar.
Por momentos me duele y me cansa y quiero renunciar y desaparecer y no volver más, pero intento estar alerta, escuchar lo que siento en las tripas y no hacer caso a lo que pienso.
En estas últimas seis horas rondó mi espacio la seguridad de que esto que estoy pasando es otra vida de ahora en más. Que este estar sola es la limpieza que le debo a las mujeres que me anteceden en el linaje. Que este amor propio que tengo que conquistar y alimentar es la ofrenda que todas ellas necesitan para descansar en paz.
Ya no me aterra el próximo paso. Recién hace pocos minutos hice las paces conmigo misma y me perdoné tanto destrato, tanto insulto, tanta desvalorización y tanto hartazgo, al mismo tiempo que agradecí a todos los que han estado, tanto a los que me mostraron que dolía, como a los que me sujetaron cuando caía.
Me bastó ver las caras de las mujeres que me precedieron para sentir que yo llevaba en mi espalda la historia de la sumisión, del silencio, de los ojos tristes, del sometimiento enojado, de la dependencia y de las manos ajadas de tanto limpiar y tocar agua.
Sé que tengo que recorrer un camino nuevo, y que esta vez no hay guía, ni parámetros y tampoco mandatos.
Lo que tímidamente titulé “cosas raras” es esto, es lo nuevo, lo distinto, lo desconocido, es volver a tener suaves las manos.
Inicio un viaje sin equipaje, con solo hojas en blanco bajo el brazo y más de mil preguntas tatuadas en los labios.

Escrito el 13 de mayo de 2021

No hay comentarios: