19 de noviembre de 2021

Un cigarro

Hoy quiero fumarme un cigarrillo, uno solo, y perderme para siempre en el humo frente a mis ojos, porque ya no quiero ver ni verme porque me duele y estoy cansada, y porque quiero irme lejos adonde nadie sepa quién soy, adonde la excusa de la distancia le haga perder a lo sabido el rigor.
Estoy harta de la parte de mi que enarboló la bandera de la tolerancia, de la justificación, de la explicación y de la sumisión, harta de la envidia que se esconde detrás del juicio, harta de ese “siempre sos la contra” que escuché toda mi vida, harta de sentir que están esperando que falle para verme caída, harta de escuchar mentiras, harta hasta más no poder de la crítica.
Estoy tan harta y tan agotada que recién ni siquiera atiné a correr, solo me quedé mirando ese maldito garaje vacío y en un segundo se me llenó el alma de asco por haber permitido tanto.
Por eso hoy necesito ese cigarro entre los labios y a mis hijos y a mis negros cerca y el sol en la cara y las piernas cruzadas y la pared de la casa que tanto extraño pegada a mi espalda.

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