17 de mayo de 2018

Responsables


Rodeada del más amoroso de mis silencios y con la taza de café bajo mi nariz se me ocurrió deshilvanar la responsabilidad.
Levanto la vista buscando inspiración y no tardan en materializarse una infinidad de situaciones e igual cantidad de “dedos acusadores”.
Hace un tiempo ya que observo, no sólo mis pensamientos, actitudes e intenciones sino las del resto, y no deja de sorprenderme la facilidad que tenemos para encontrar afuera al enemigo o amigo del momento.
Es tan vasto el universo que fabricamos que pasaría días escribiendo, pero hoy no es la idea, hoy la idea es caminar silbando bajito, con las manos bien adentro de los bolsillos mientras con cada paso ejercitamos esto de hacernos cargo de nosotros mismos.
Quiero decir que afuera no vamos a encontrar al culpable de nuestras desdichas, miserias y preocupaciones, así como tampoco al artífice de nuestras sonrisas, porque lo único que hay afuera señores es el más fiel reflejo de lo que tenemos dentro.
Ser consciente del espejo es entender que el otro no nos hace nada sino que nos muestra, y que todas las consecuencias son por obra de causales nuestras, así como todas las ganancias y pérdidas.
Y al fin cuando llega ese día en el que dejamos de lado al niño malcriado que corre a los brazos de “mamá justificaciones y argumentos varios” para calzarnos los pantalones largos, es que tomamos real dimensión de lo hipócritas, egoístas y agresivos que hemos sido con “todas” las personas que por nuestra vida han pasado.

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