6 de marzo de 2018

Palabras


Languidece el último café del día y los tacos descansan después del corto caminar de la mañana.
Hay ruido en el mundo en el que estoy, pero adentro mío habita un hermoso y amable silencio que hoy me invita a la reflexión.
Siento que el medio siglo me paró frente a mí misma y me dio a entender que para no morir sin haber vivido tenía que deshilvanar con coherencia mi historia cambiando el eterno “porqué” por el “para qué” pasan las cosas.
Así fue como abrí una enorme caja de Pandora de la que no paran de salir a diario una variedad increíble de dioses y diablos que, a decir verdad, no tenía ni peregrina idea de haber coleccionado.
De ahí a hoy me cuestiono cada situación, cada palabra, cada lucha, cada lágrima, cada silencio y cada decisión.
El camino no es fácil, pero cuando veo que a cada paso que doy hay alguien cavando un abismo a mis pies me digo: “Por acá es”.

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