Hoy me sobra impotencia, eso por un lado, pero si me paro en
el lugar del observador, entiendo.
Ahora convengamos en que hay momentos, más de los que
quisiera, en los que estoy a años luz del observador y levanto el tono y me
quedo sin aire y desaparece el mundo y la tortuga se me escapa como si de un
veloz conejo se tratara.
Pero voy a ponerle humor, más que nada porque es lo mejor.
La cuestión acá es que la ausencia literal de
conocimiento anticipado de la totalidad de consecuencias que son pasibles de
acontecer ante la elección de una opción hace que cualquiera de las opciones y
sus consecuentes elucubraciones sean los ingredientes de la receta perfecta
para el caos.
Voy a pasarlo en limpio.
Cualquier camino que elijas lleva a “ninguna parte”.
Una vez que elijas el camino y mientras desandas la
huella vas a entender esa frase que dice: “la realidad supera a la ficción”.
No importan todas las precauciones que tomaste “por si
las dudas”. Al final te vas a dar cuenta que sólo ocupaste un
tiempo precioso que ahora no sabes en donde está. (igual que mi tortuga)
Y para terminar:
El día que tengas en la mano los 5 que te faltaban para
el peso la vida se habrá llevado los 95 que tenías en la otra.
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