8 de junio de 2024

Tanto tiempo

Hace mucho que no escribo, tal vez porque no tenía nada que decir, tal vez porque estoy mirando lo que pasa y tratando de entender.
Me extraño y no sé cómo explicarlo.
Extraño esa chispa mágica que prende el fuego de mis manos y que me lleva sin demora al exorcismo con la hoja.
Extraño lo irresuelto, la incomodidad, el cansancio, los malos entendidos, las discusiones, las largas conversaciones de mis “yoes”, las puteadas llenas de sustancia y porqué no, la bronca no manejada.
Extraño lo que fui porque me aterra la hoja en blanco, la parálisis del teclado, la mirada perdida y tranquila, el silencio tan mío, los pasos vacíos, el sol en la espalda y también, la incontinencia contenida.
Extraño.
Extraño las uñas pintadas, el color negro, los tacos, a mis laderos.
Extraño.
Extraño con una extrañeza nunca antes sentida, una extrañeza que me aprieta el estómago y me asusta porque no sé si me está avisando algo.
Extraño.
Extraño el torbellino de pensamientos, las curvas de los “y si”, el abismo de las decisiones y el barro de las justificaciones.
Extraño.
Y es un “extraño raro” porque me extraño a mí misma sin buscarme, como asumiendo que lo que extraño de mí es mi recuerdo, mientras camino un nacimiento que insisto, todavía no entiendo.

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