Y en estas horas de ausencia, cargadas
de pausados y desgastados minutos que veo caminar hasta perderse en lo vasto de
la historia, siento que no falta nada.
Porque hay un tiempo eterno en este
remanso, y es aquel de las miradas que guardo, es el que lleno de palabras y
significados callados me llenan de silencios que pintarían un cuadro.
Está acá, conmigo, cerca… tan cerca que
puedo palparlo, aunque su esencia se encuentre en otro universo y aunque mis
manos no toquen la piel de sus labios.
Fue un abrazo la causa de la
consecuencia más asombrosa, fue el destino el que con sus trazos cruzó nuestros
caminos, fue una pausa en el cansancio, fue la llamada instintiva de un perfume
jamás imitado, fue el olvido de lo dicho en el apuro de algo no calculado, fue
la llegada de lo esperado cuando hasta la desesperación ya se había ido a otro
lado.
Hoy es todo aquello que no decimos, es
lo que ya vivimos y no repetimos, es quedarnos para no irnos, es no saber aún
siendo testigos.